El fútbol es uno de los deportes más populares en Venezuela, y ha sido utilizado como herramienta política por el gobierno durante muchos años. Con la llegada del chavismo al poder a finales de los 90, varios gobiernos y alcaldías impulsaron equipos de fútbol en el campeonato local. Sin embargo, esta relación entre la política y el fútbol ha resultado en múltiples escándalos de corrupción, que han afectado tanto a la Liga Futve como a la Federación Venezolana de Fútbol (FVF).
En lo que respecta a Hugbel Roa, segundero de El Aissami, se hizo de la presidencia de Trujillanos en 2008, trabajando en llave con el gobernador oficialista Hugo Cabezas. Consiguió la vuelta del club a la primera división, y la clasificación a Copa Sudamericana y el titulo de la Copa Venezuela 2010. Roa también fue ministro de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología.
Sin embargo, la Asamblea Nacional allanó la inmunidad parlamentaria de Roa, "por estar incurso de manera flagrante en delitos de corrupción". Además, Alejandro Arroyo, empresario considerado testaferro de Roa, también ha sido detenido en el escándalo de corrupción y se ha revelado que tenía "una sociedad con el ex gobernador de Cumaná, Edwin Rojas". Arroyo asumió la presidencia del equipo guayanés Mineros de Guayana del Futve en 2016, impulsado por el entonces gobernador Francisco Rangel Gómez.
Estos casos reflejan cómo el impulso gubernamental que recibió el fútbol venezolano en las ultimas décadas de los 2000, luego personajes afines al gobierno entraron al juego como Arroyo, llegando al punto que casi todos los clubes del Futve estaban Dirigidos por personajes de este tipo. Queda por ver si alguno de ellos está vinculado con la nueva trama de corrupción destapada por el oficialismo. Pero la corrupción en el fútbol venezolano no se limita a la Liga Futve. La Federación Venezolana de Fútbol también ha estado inmersa en varios escándalos en los últimos años. En 2015, el presidente Rafael Esquivel fue detenido, y tras su arresto, asumiría el vicepresidente Laureano González, denunciado por la FIFA de malversación de fondos de la FVF.
El presidente Jesús Berardinelli también fue detenido en otro escándalo de corrupción, y murió en poder del Estado por complicaciones de salud. Jorge Giménez, que derrotó a Jorge Silva, empresario cercano al gobierno y actual presidente del Deportivo Táchira, asumió después de elecciones. Giménez esta fuertemente vinculado a los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez, altas figuras gubernamentales.
Giménez termino el vinculo laboral de Pascual Lezcano y José Pékerman con la FVF, por supuestos malos manejos de Lezcano en la administración como manager de selecciones. Pékerman, ex DT de la selección de Colombia, señaló que no se le pagó por su trabajo en la selección venezolana, y que tampoco se le informó de su despido. Esto, en el marco de las acusaciones de corrupción que han envuelto a la FVF en los últimos años.
Por su parte, la Asamblea Nacional de Venezuela emitió un comunicado en el que expresó su preocupación por las denuncias de corrupción en la Federación Venezolana de Fútbol, así como por la situación actual del fútbol profesional en el país. En el comunicado, la Asamblea Nacional afirmó que "la corrupción y la falta de transparencia han socavado gravemente la credibilidad de nuestro fútbol, y que es necesario tomar medidas urgentes para restaurar la confianza de la afición y de la comunidad internacional en nuestro deporte".
Entre las medidas propuestas por la Asamblea Nacional se encuentra la creación de una comisión independiente que investigue los casos de corrupción en el fútbol venezolano, así como la implementación de medidas de transparencia y control en la gestión de los equipos y de la Federación. Asimismo, la Asamblea Nacional destacó la importancia de garantizar la independencia de los organismos encargados de la regulación y fiscalización del fútbol en Venezuela, con el fin de evitar la influencia de intereses políticos o económicos en la gestión de este deporte.
La corrupción en el fútbol venezolano ha sido un problema recurrente en los últimos años, tanto en la Liga Futve como en la Federación Venezolana de Fútbol. La llegada del chavismo al poder en los años 90 impulsó el fútbol en el país, pero también permitió la aparición de empresarios y políticos vinculados con el gobierno en la gestión de los equipos y de la Federación. Si bien las autoridades venezolanas han anunciado investigaciones y detenciones en relación con estos casos de corrupción, es necesario tomar medidas más efectivas y de largo plazo para garantizar la transparencia y la buena gestión del fútbol en Venezuela.
Esto requiere de la participación activa y comprometida de los aficionados, los jugadores, los entrenadores, los árbitros y los dirigentes deportivos, así como del apoyo de organismos internacionales y de la comunidad internacional en general. Solo de esta forma se podrá garantizar que el fútbol venezolano vuelva a ser un motor de desarrollo deportivo, social y cultural en el país, y que se convierta en una fuente de orgullo y de identidad nacional para todos los venezolanos.